Hoy podemos recorrer otra vez París, ahora de la mano de esta historiadora autora de novelas policíacas.
Ambientada principalmente en el barrio Sentier en los años ochenta y con el trasfondo de las huelgas y manifestaciones de los trabajadores clandestinos (en su mayoría turcos) por regularizar su situación, Manotti traza una novela puramente de genero en la que nos presenta a un héroe peculiar y con una gran personalidad: el comisario Daquin.
“(...) Podríamos ir a consultar a la inspección de trabajo.
-No les conoces...Por lo general, los inspectores de trabajo nunca echan una mano a la policía. La triste realidad es que no nos quieren.
-¿Pero existe gente así?
-Sí, existe.”
En estas imágenes del barrio se pude ver que aun existe el carácter textil del comercio del barrio.
La historia nos narra el descubrimiento del cuerpo sin vida de una joven tailandesa de doce años. ¿Una simple historia de prostitución? No está claro. Este libro pertenece a una trílogia comenzada en 1995, de la cual Tropismos ha publicado también la segunda entrega “A la salida”.
Con la excusa de haber leído el libro es bueno acercarse a este barrio, con sus calles llenas de carácter y colorido y visitar un poco ese París que se aleja de lo puramente turístico, a pesar de estar muy cerca de Les Halles.
“Lunes, 3 de marzo”
7.00 h
Estación de metro Sentier
Al fondo del café-tabac, frente a la estación de metro, un grupo compacto de turcos, unos quince, y cinco o seis franceses. Todos beben café solo, los franceses comen cruasanes. Encima de una mesa hay dos grandes montones de octavillas de papel color salmón, picadas a máquina y ciclostiladas sin demasiadas florituras, el anverso en francés, el reverso en turco.
El Cómite de Defensa de los Turcos en Francia hace un llamamiento a los trabajadores turcos del Sentier para que abandonen sus puestos de trabajo el lunes 3 de marzo y se reúnan a mediodía junto a la estación de metro Sentier, para exigir la regularización de sus papeles y una mejora de las condiciones de trabajo.
A la izquierda el más que probable cafe-tabac enfrente del metro de Sentier en plena calle Réamur en el que comienza esta historia.
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