domingo, 30 de marzo de 2008

Mañana será otro día. Faïza Guène.

Una mirada diferente sobre París nos llevaría a sus barrios periféricos (banlieue) de la mano de esta chica de unos veinte años, desde la mirada de los franceses, hijos o nietos de inmigrantes de las antiguas colonias francesas.
Pero como lo que hacemos nosotros es básicamente turismo nos acercamos a visitar la Catedral de Saint Denis calificada como el primer edificio puramente gótico del arte francés. Sin intentar compararla con Notre-Dame de París, se puede calificar de pequeña maravilla, que transmite el espíritu que le intentó dar su promotor el Abad Suger, según sus palabras , recogidas por George Duby en su libro La época de las catedrales:Quienquiera que seas, si pretendes rendir honor a estas puertas no admires el oro ni el gasto, sino el trabajo y el arte. La obra noble brilla, pero brilla con nobleza; que sirva para iluminar los espíritus y los conduzca por medio de las luces verdaderas a la verdadera luz”

Fachada de Saint-Denis. Los andamios no son góticos.


Durante mucho tiempo panteón de los reyes franceses, durante la revolución la mayoría de las tumbas fueron profanadas y al pobre Enrique IV como se le encontró bastante entero lo dejaron un par de días en exposición pública.
Recomendamos la visita a esta catedral y un paseo por la arteria principal de Saint-Denis llenas de comercios y gentes cultural y étnicamente diversas. Un goce para la vista. ( Dicen los expertos en el tema que mejor no aventurarse con cara de turista despistado por la noche en estos barrios, durante nuestra visita diurna no podemos contar más que cosas buenas)
En Mañana será otro día Guène nos cuenta con fina ironía el valor y la determinación de la protagonista atrapada entre dos culturas. "Mi madre se imaginaba Francia como aquellas películas en blanco y negro de los años sesenta (...) De modo que cuando llegó con mi padre a Livry-Gargan, en febrero de 1984, creyó que habían subido al barco que no era y se habían equivocado de país"
Para una mirada más ácida y dura del mismo tema recomendamos Alá Superstar de Y.B. , y Vivir me mata de Paul Smail.

viernes, 28 de marzo de 2008

Seguimos viajando

El mundo es un libro y quienes no viajan leen sólo la primera página.
(San Agustín)

domingo, 23 de marzo de 2008

The Cloisters. Nueva York

Fort Tryon Park
Una excursión muy recomendable en Manhattan, para los que huimos del arte contemporáneo, es el Museo The Cloisters. En este museo se pueden contemplar obras de arte del románico europeo, pero no cualquier cosa, no. Se pueden ver objetos como tapices, trípticos, esculturas, orfebrería y también obras de gran magnitud como pórticos de iglesia, capillas enteras o claustros que fueron traídos y montados piedra a piedra en este museo.
Entre las obras más características encontramos el claustro de Sant Miquel de Cuixà proveniente del monasterio benedictino del mismo nombre situado en el Conflent en la Catalunya francesa. También merece la pena un vistacillo a el tríptico de la Anunciación de Robert Campin.
Además de ser un remanso de paz en la Gran Manzana y que llegar hasta allí es toda una aventura (recomendamos el metro, la opción del autobús M4 desde el centro de Manhattan es demasiado lenta ), lo que más nos gustó fue el detallismo con el que se ha edificado y escenificado el lugar ( tienen hasta una plantación de hierbas de la época medieval) y la posibilidad de ver lo grande que es América (literalmente)
En uno de los claustros hay una cafetería donde se puede tomar un tentempié y los pajaritos vienen a saludarte. La vida estresante de la gran ciudad.
Exterior del museo.


El Claustro de Cuixà.



El Claustro de Bonnefont (¡250 especies de plantas!)








Vista del río Hudson y Nueva Jersey desde la terraza occidental.

jueves, 13 de marzo de 2008

Hotel Garní Chiemseestube. Salzburgo

Chiemseegasse, 5
Entrando por la plaza del Papageno a mano izquierda en dirección al centro de Salzburgo, en una callejuela cerca de una de les mejores heladerías de la ciudad, encontramos esta pequeña joya de la hospedería. Y decimos pequeña no refiriéndonos al tamaño de la habitación.
En nuestro último viaje por Europa Central este verano, una visita obligada era Salzburgo, porque es la cuna de Mozart, porque todo el mundo nos lo recomendaba y porque queríamos emular (¡) a Ripley.
Cuando llegamos el segundo problema con que topamos fue encontrar un hotel asequible en el centro( El primero fue aparcar el coche)
A la cuarta intentona vimos el letrero de un hotel con una entrada que no prometía gran cosa. Ante las reticencias de uno y la insistencia del otro subimos a preguntar el precio. La recepcionista amablemente se ofreció a enseñarnos una habitación, los inquilinos de la misma todavía no se habían marchado y cuando vimos que eran japoneses supimos que habíamos acertado.
La habitación era enorme, las instalaciones totalmente nuevas, había juguetes para la niña y una pequeña botella de champán de obsequio para nosotros. En el precio se incluía almuerzo para los tres, que se servía en un pequeño y acogedor comedor. La recepcionista era muy amable e incluso nos dejó el ordenador del hotel para reservar una habitación en nuestro siguiente destino, Munich, y consultar nuestro correo.
Bueno, bonito y barato (para los precios de la zona) y en pleno centro. Un consejo: sobrepónganse al susto de la entrada y suban al primer piso.





domingo, 2 de marzo de 2008

Noticias de la noche. Petros Markaris


En este libro Markaris nos presenta al singular comisario Jaritos, y de su mano recorremos las agobiantes, tortuosas y congestionadas calles de Atenas en un desvencijado Mirafiori. Jaritos es machista, un poco racista y ávido lector de diccionarios. Está loco por su hija y aguanta como puede a su mujer (algo recíproco)
Karayorgui vivía en la colina del Licabeto, a dos pasos del Doxiadis. Por la mañana, al despertar, contemplaba el boscaje y se hacia la ilusión de estar en el campo. Ahora también es de mañana, las nueve, para ser exactos, pero llueve a mares. Los limpiaparabrisas de mi Mirafiori están estropeados y funcionan muy lentamente. Para cuando barren una oleada de agua e invierten el movimiento, el parabrisas ya está inundado. Casi me quedo ciego intentando mantener la distancia del que arrastra delante, y por poco paso de largo la casa. Estoy a punto de dejarla atrás cuando veo el coche patrulla que está aparcado en la puerta y freno en seco.
-.¿Dónde te han dado el carné, idiota?”
En este libro investiga una serie de homicidios aparentemente relacionados que ocultan un mezquino negocio clandestino.
Indispensable para pasear por el barrio de Plaka y Monasteraki, subir a la Acrópolis, beberse una Mythos y bailarse un sirtaki a lo guiri en cualquier restaurante.